El buceo es una actividad apasionante que combina deporte, naturaleza y técnica. Pero, aunque desde fuera pueda parecer una actividad tranquila, la realidad es que bucear supone un esfuerzo físico importante y sostenido. Esto plantea una pregunta clave: ¿Qué papel juega la nutrición en el rendimiento y la seguridad durante una inmersión?
Para resolver esta duda y profundizar en la relación entre el buceo y la alimentación, entrevistamos a Miguel Moreno, nutricionista especializado en deportes de resistencia y colaborador habitual de centros de buceo en La Herradura. Con él abordamos cuestiones clave sobre el gasto energético durante una inmersión, las mejores estrategias nutricionales y los errores más comunes que cometen los buceadores recreativos.
¿Cuántas calorías se queman durante una inmersión?
Lo primero que sorprende al hablar con expertos como Miguel es el alto gasto energético que implica una inmersión.

“Una inmersión de unos 45 minutos puede suponer un gasto de entre 400 y 700 calorías, dependiendo de varios factores como la temperatura del agua, el tipo de traje, el nivel de experiencia, la profundidad o las corrientes. En condiciones frías o con trajes secos, el gasto puede superar las 1.000 kcal”, explica Miguel Moreno.
Este gasto calórico, aunque no es tan evidente como en otros deportes más explosivos, se debe a múltiples factores que hacen del buceo una actividad físicamente exigente:
- La termorregulación: El cuerpo pierde calor constantemente bajo el agua, incluso con traje de neopreno. Mantener la temperatura corporal supone un esfuerzo energético importante.
- La resistencia al movimiento: El agua ofrece una resistencia mucho mayor que el aire, por lo que desplazarse requiere más energía, incluso si el esfuerzo parece mínimo.
- La presión ambiental: El cuerpo trabaja para adaptarse a la presión, tanto en el sistema cardiovascular como respiratorio.
- El peso del equipo: Aunque bajo el agua se compensa, el traslado y manejo del equipo antes y después de la inmersión también suman esfuerzo físico.
A esto se suma la activación constante de grupos musculares poco utilizados en tierra firme, como la musculatura estabilizadora del tronco, el cuello y las piernas.
¿Cómo debe ser la alimentación previa al buceo?
Le preguntamos a Miguel cuáles son las recomendaciones principales antes de una jornada de buceo:
“El objetivo principal es llegar a la inmersión con un buen nivel de glucógeno muscular, una digestión ligera y una correcta hidratación. Por eso recomiendo una comida que combine carbohidratos complejos, algo de proteína y poca grasa.”
Ejemplos de desayuno pre-inmersión:
- Tostadas de pan integral con aguacate y huevo.
- Yogur natural con avena, plátano y frutos secos.
- Batido de frutas con bebida vegetal, avena y una cucharada de semillas de chía o lino.
- Galletas de avena caseras con frutos secos y un café suave.
“Hay que evitar las comidas copiosas o ricas en grasa, ya que pueden provocar digestiones pesadas o acidez bajo el agua. Tampoco conviene bucear en ayunas, porque se puede producir una bajada de glucosa y aumentar el riesgo de fatiga o mareo.”
También subraya la importancia de hidratarse adecuadamente antes de la inmersión:
“Muchas veces no se siente sed por el ambiente húmedo, pero la respiración con aire seco y el esfuerzo corporal provocan deshidratación. Recomiendo beber al menos 500 ml de agua en la hora previa.”
Una hidratación deficiente puede agravar los efectos del nitrógeno disuelto en el cuerpo y aumentar el riesgo de enfermedad descompresiva. Por eso, mantenerse bien hidratado es clave tanto para el rendimiento como para la salud.
¿Y después de la inmersión?
Después de salir del agua, el cuerpo necesita recuperar energía, líquidos y nutrientes. Miguel nos da una guía clara:
“Después de bucear, sobre todo si has hecho dos inmersiones en un día, hay que reponer el glucógeno, hidratarse y aportar proteína para recuperar los tejidos musculares. También es buena idea incluir algo de sal para restablecer electrolitos.”
Ejemplos de comida post-inmersión:
- Ensalada de pasta con atún, huevo cocido y aceite de oliva.
- Bocadillo integral de pavo, tomate y rúcula con una pieza de fruta.
- Hummus con palitos de zanahoria, fruta fresca y agua con limón.
- Smoothie recuperador con yogur natural, plátano, espinaca, bebida vegetal y avena.
También advierte sobre el consumo de alcohol tras bucear:
“Aunque sea habitual celebrarlo con una cerveza, es mejor esperar unas horas. El alcohol puede agravar la deshidratación y afectar la recuperación del organismo, además de interferir en la eliminación de nitrógeno.”
¿Qué pasa si no como bien antes de bucear?
El impacto de una mala alimentación antes de una inmersión puede ser más serio de lo que parece:
“Bucear con el estómago vacío o habiendo comido mal puede causar fatiga prematura, mareos, náuseas o incluso una pérdida de concentración. Y esto no solo afecta al rendimiento, sino también a la seguridad, porque en el agua cualquier error se multiplica.”
Una bajada de azúcar o una digestión pesada puede hacer que una inmersión sencilla se convierta en una situación incómoda o peligrosa.
¿Qué diferencias hay entre una inmersión recreativa y una técnica desde el punto de vista nutricional?
Miguel también trabaja con buceadores técnicos, y nos explica que el tipo de inmersión cambia completamente el enfoque nutricional:
“En inmersiones técnicas prolongadas o con trajes secos, el gasto calórico es mucho mayor. En estos casos se planifica la alimentación como si fuera un deporte de resistencia. A veces incluso se utilizan geles, barritas o bebidas energéticas antes y después.”
También menciona que en inmersiones con descompresión prolongada es importante controlar los niveles de glucosa y electrolitos para evitar bajadas de tensión, mareos o calambres musculares.
¿Qué papel juega la suplementación?
Según Miguel, la suplementación no es necesaria para la mayoría de los buceadores recreativos, pero puede ser útil en ciertos contextos:
“La creatina, la beta-alanina o incluso la cafeína tienen aplicaciones interesantes si hablamos de rendimiento o recuperación en buceadores que hacen muchas inmersiones seguidas. Pero siempre debe ser supervisado por un profesional.”
También destaca que algunos buceadores que siguen dietas veganas pueden necesitar suplementar vitamina B12, hierro o ácidos grasos omega-3, aunque no por el buceo en sí, sino por su perfil nutricional.
Consejos prácticos finales
Para terminar, le pedimos a Miguel una lista de consejos clave para cualquier persona que quiera cuidar su nutrición en relación con el buceo:
- Desayuna siempre antes de bucear, con alimentos ligeros pero energéticos.
- Evita comidas muy grasas o azucaradas antes de la inmersión.
- Hidrátate bien antes y después de bucear.
- Come algo rico en carbohidratos y proteína tras la inmersión.
- Escucha a tu cuerpo: si te sientes débil, mareado o cansado, no te fuerces.
- No bucees en ayunas ni recién comido.
- Evita alcohol hasta varias horas después de la inmersión.
- Ajusta la alimentación según el tipo de inmersión.
- Considera asesoramiento profesional si haces muchas inmersiones o sigues dietas especiales.
- No subestimes la importancia de una buena nutrición: tu rendimiento y seguridad dependen de ella.
Conclusión
La nutrición juega un papel fundamental en el buceo, tanto para mejorar el rendimiento como para garantizar la seguridad. Comer bien antes y después de una inmersión no solo te hará disfrutar más de la experiencia, sino que también te ayudará a recuperarte mejor y prevenir complicaciones.
Como nos recuerda el nutricionista Miguel Moreno, el cuerpo bajo el agua trabaja mucho más de lo que parece. Escucharlo, nutrirlo y cuidarlo es tan importante como revisar tu regulador o controlar tu flotabilidad.
Bucear bien alimentado es bucear con más energía, más seguridad y más disfrute.