La fisiopatología del buceo es una disciplina esencial dentro de la teoría del buceo, ya que se centra en el estudio de los efectos negativos que las condiciones del medio hiperbárico pueden producir sobre el organismo. Estos efectos, que van desde molestias leves hasta situaciones potencialmente letales, no deben generar miedo, sino promover una mayor conciencia, preparación y respeto por el entorno submarino.

A lo largo de este artículo vamos a desarrollar en profundidad los principales trastornos que puede experimentar un buceador bajo el agua y después de una inmersión, así como las causas, síntomas, prevención y tratamiento de cada uno de ellos.
Barotraumas: lesiones por presión
Los barotraumas son lesiones causadas por una diferencia de presión entre el interior de una cavidad corporal y el ambiente que la rodea. Se producen cuando el buceador no consigue igualar correctamente la presión durante el descenso o el ascenso, generando daños en tejidos sensibles.
Son los accidentes más comunes en buceo recreativo y suelen estar relacionados con una técnica incorrecta, falta de experiencia o problemas físicos previos (resfriados, infecciones, problemas dentales).
Tipos de barotrauma:
- Oído medio: Es la forma más habitual de barotrauma. La trompa de Eustaquio se encarga de igualar la presión entre el oído medio y el entorno, pero si está bloqueada (por congestión, por ejemplo), puede causar dolor, sangrado o incluso rotura del tímpano. En casos graves, puede derivar en pérdida auditiva temporal o permanente.
- Oído interno: A diferencia del oído medio, el barotrauma del oído interno afecta la cóclea o los canales semicirculares. Puede provocar vértigo intenso, pérdida de audición o desequilibrio.
- Senos paranasales: Al no poder igualar la presión en estas cavidades llenas de aire, se genera una inflamación dolorosa o hemorragia (barosinusitis). A menudo pasa desapercibido hasta que se produce el dolor durante el ascenso.
- Barotrauma dental: Menos frecuente, pero muy doloroso. Se debe a empastes mal sellados o caries con burbujas de aire atrapadas. El gas expandido puede fracturar el diente o provocar un dolor punzante repentino.
- Pulmonar: Uno de los más peligrosos. Si el buceador asciende sin exhalar, el aire en los pulmones se expande por la disminución de presión y puede romper los alvéolos. Esto puede derivar en un neumotórax (colapso pulmonar), enfisema subcutáneo o una embolia gaseosa arterial (AGE).
Factores que aumentan el riesgo:
- Congestión nasal o sinusitis.
- Buceo con equipos mal ajustados.
- Ascensos rápidos o sin control.
- Maniobras de compensación mal ejecutadas.
Prevención:
- Igualar frecuentemente durante el descenso.
- Nunca forzar la maniobra de Valsalva si no hay paso de aire.
- Ascender lentamente, exhalando siempre de forma controlada.
- No bucear con resfriados, alergias activas o dolor de oídos.
Consejo: Antes de cada inmersión, realiza una prueba de compensación suave en superficie. Si tienes molestias, es mejor posponer la inmersión.
Embolia gaseosa arterial (AGE)
Se produce cuando el aire de los pulmones entra en el sistema circulatorio por una rotura alveolar y alcanza arterias del cerebro, corazón u otros órganos vitales.
Síntomas:
- Dolor torácico o dificultad para respirar.
- Pérdida de conciencia súbita.
- Alteraciones neurológicas, convulsiones o parálisis.
Prevención:
- Ascenso lento y sin contener la respiración.
- No sobrellenar los pulmones ni realizar maniobras de Valsalva forzadas en ascenso.
Tratamiento:
- Atención médica urgente.
- Oxígeno al 100% y cámara hiperbárica inmediata.
Enfermedad descompresiva (EDC)
Ocurre cuando el nitrógeno disuelto en los tejidos durante la inmersión forma burbujas al ascender demasiado rápido. Estas burbujas pueden obstruir vasos sanguíneos o dañar tejidos.
Tipos:
- Tipo I: Afecta piel, músculos y articulaciones. Dolor, picor, manchas cutáneas.
- Tipo II: Afecta sistema nervioso, pulmones o corazón. Mareos, debilidad, parálisis, alteración del habla.
Factores de riesgo:
- Buceos largos y profundos.
- Ascensos rápidos o sin paradas de seguridad.
- Mala hidratación, frío o fatiga.
Prevención:
- Planificar adecuadamente cada inmersión.
- Seguir las indicaciones del ordenador de buceo.
- Realizar paradas de seguridad.
- No volar después de bucear (ver este artículo).
Tratamiento:
- Oxígeno puro y evacuación a cámara hiperbárica.
- Hidratación y reposo.
Más detalles en nuestro post sobre la enfermedad descompresiva.
Narcósis por nitrógeno
Es un efecto del nitrógeno a alta presión parcial sobre el sistema nervioso central, con consecuencias similares a la embriaguez.
Síntomas:
- Sensación de euforia o miedo.
- Razonamiento lento, pérdida de coordinación.
- Juicio alterado, alucinaciones.
Se manifiesta generalmente a partir de los 30 metros de profundidad y desaparece al ascender.
Prevención:
- Evitar profundidades excesivas.
- Bucear siempre dentro del límite de entrenamiento y experiencia.
- A mayor profundidad, considerar el uso de mezclas como Trimix.
Toxicidad del oxígeno
Ocurre cuando la presión parcial del oxígeno supera niveles seguros, especialmente con el uso de mezclas Nitrox en profundidades inadecuadas.
Síntomas:
- Visión en túnel.
- Náuseas, convulsiones, pérdida de conciencia.
Prevención:
- Controlar la PPO2 y configurar el ordenador según el gas utilizado.
- Mantener el límite de 1.4 atm de PPO2 como máximo operativo.
Hipotermia
El cuerpo pierde calor en el agua mucho más rápido que en el aire, incluso en aguas cálidas tras inmersiones prolongadas.
Síntomas:
- Temblor, fatiga, torpeza.
- Disminución del juicio o confusión mental.
Prevención:
- Utilizar traje térmico adecuado a la temperatura del agua.
- Hacer inmersiones de duración razonable.
Deshidratación y fatiga
El aire seco del tanque y la pérdida de líquidos por respiración y frío provocan deshidratación, que a su vez favorece la EDC.
Consejos:
- Beber agua antes y después de bucear.
- Evitar alcohol y cafeína.
Recomendaciones generales
- No bucees si no te sientes bien o estás resfriado.
- Controla tu equipo, planifica tus inmersiones y revisa tus tiempos.
- Haz cursos de especialidad en fisiopatología del buceo o primeros auxilios.
Comprender estos riesgos no debe generar alarma, sino fomentar un buceo más consciente, responsable y preparado. Con buena formación, el buceo sigue siendo una de las actividades más seguras y fascinantes que se pueden practicar.
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